domingo, 24 de diciembre de 2006
UN NUEVO PAÍS Y UNA NUEVA POLITICA (II)
Continuando con la reflexión, comenzaré por aceptar el modelo delineado que me permite observar la sociedad como una diversidad de tribus (subsistemas sociales con lenguaje común), en conflicto, colocando en el centro del debate la fragmentación social, la inestabilidad de las asociaciones, la vinculación contingente, y la incertidumbre.
Centrándonos en el sistema político, describiré al Estado como una serie de organizaciones interconectadas y a los actores políticos como tribus políticas diversas (partidos, lotes, corrientes de opinión, ONG, asociaciones, sindicatos, gobiernos locales, medios de comunicación, etc.) que se reúnen contingentemente, recordando de alguna manera el estilo de los mapuches prehispánicos que establecían alianzas defensivas bajo una sola jefatura transitoria (toqui) que en este caso es el candidato de turno.
La captura del Estado y la posterior distribución (cuoteo) de sus organizaciones constituyentes son dos operaciones que reflejan lo dicho: en el proceso de captura (elecciones) las acciones de las tribus políticas muestran un alto nivel de coordinación, dado por el acuerdo en torno a ciertos discursos de complejidad conceptual mayor (programas) o menor (lemas), el enfrentamiento con la coalición rival es de alta intensidad, con límites poco precisos y en que cada tribu pone en acción sus ventajas competitivas para contribuir al éxito; en ese sentido el rol del candidato es simbólico al llevar asociada la semántica o significado de la unidad.
Una vez lograda la captura se procede a la etapa de distribución, que es un proceso intenso pero de corta duración, durante el cual el Jefe va reduciendo su margen de maniobra en la medida que las tribus van recuperando su autonomía, es entonces cuando surgen los discursos propios, con su carga de historia, territorio, y alianzas, ellas son la expresión de los acuerdos primarios que sostienen a la tribu y que se expresan como lealtades primarias; tales acuerdos primarios derivan de las experiencias personales, directas y más estables, a diferencia de aquellas secundarias que derivan de las experiencias del fragor de la batalla que son intensas, pero inestables.
La distribución de las organizaciones se realiza en función de los conocimientos de las tribus y de sus discursos es decir de su capital intelectual, sostenido por el nivel de fortaleza o poder relativo de cada una y encauzadas por medio de los acuerdos metodológicos de resolución conflictos que son sostenidos por el Jefe de Gobierno.
Es relevante considerar en este esquema dinámico que al igual que la batalla por la captura genera vínculos temporales o secundarios entre las tribus (tribus secundarias) como comités, comisiones y comandos, así también la distribución genera vínculos temporales o secundarios que se expresan en otras tribus secundarias como gabinetes, segundos pisos o comités técnicos.
En la constitución de las tribus secundarias de la etapa de distribución, y dada la progresiva autonomización de las tribus políticas, se manifestarán principalmente los vínculos primarios, esto lleva a que los actores de la etapa de captura sean distintos a los actores de la etapa de distribución, un ejemplo de ello sería el dato que luego de la última elección no más de un 6% de los que participaron de comisiones programáticas terminaron integrándose al gobierno.
Las tribus secundarias se relacionarán con las tribus primarias mediante vínculos comunicativos formales e informales, así tanto para tribus primarias o secundarias, su fortaleza dependerá de la cantidad de relaciones que sea capaz de establecer, y por tanto de su extensión; la construcción de relaciones precisa tiempo o estabilidad, es decir las relaciones se deben poder extender unas después de otra, imbricarse, o a lo menos conectarse, de manera sencilla y común, una idea debe llevar a la siguiente, y esta a otra, dándole el soporte histórico a los actos que se suceden uno tras otro a una velocidad tal que no pueden ser revisados sino solo en un ejercicio de reflexión posterior.
En ese sentido una tribu que busca extenderse requiere contar con ciertos elementos discursivos, capaces de sostener la curiosidad y la imaginación reflexiva y activa de sus miembros y adherentes, lo que implica una búsqueda activa de elementos conceptuales altamente estables, por ello requiere apelar a ideas subyacentes en la matriz cultural y no solo a nuevos temas que por ser nuevos son vistos como novedad y por tanto compiten en la atención del observador junto a otras novedades de diverso tipo.
En función de lo planteado podemos decir que un problema concreto e inmediato, como la pavimentación de una calle, o un daño ecológico tiene la fuerza para capturar la atención en forma intensa, pero solo hasta que el problema se resuelva o hasta que quede sin resolver, el pavimento de una calle no es razón para asaltar los palacios de invierno a menos que sea descrita como un elemento simbólico (gota que rebalsa el vaso) de un problema mayor que solo puede ser resuelto usando todos los recursos sociales existentes.
Así podemos afirmar que no es esperable que las pequeñas victorias de los movimientos ciudadanos tengan la fuerza para dar estabilidad a la tribu secundaria que se ha formado por un problema puntual (comités de allegados, movimiento por los cisnes), sino que por el contrario tenderán a transformarse en la excusa (misión cumplida) para abandonar los compromisos asociados a la vida tribal.
Viejas ideas tratadas novedosamente, o si se prefiere nuevas respuestas a viejas preguntas es la operación esencial que aporta estabilidad a la tribu y por tanto le da viabilidad y crecimiento.
La actual crisis de la Concertación responde a la expresión de la fragmentación social en una coalición electoral que mantiene una matriz discursiva político-cultural de alta estabilidad y que está presente en las personas que se autodefinen como “clase media” (80% de la población) y que encuentran en esa definición una identidad asociada al trabajo, el progreso, la sensibilidad social y - en la actualidad- la capacidad de juicio sobre todas las cosas.
En la actualidad las tribus políticas (primarias y secundarias) de la Concertación se encuentran embarcadas en un conflicto que tiene a lo menos discursos generados en distinciones generacionales (generales/coroneles), simbólicas (centro/izquierda) e ideológicas (desarrollismo/ liberalismo/ socialismo); la nueva semántica o significación que se le da a los eventos, ha llevado a la aparición contingente de la distinción “valórico/ pragmático” como elemento diferenciador, es decir los discursos se refieren a uno u otro concepto dándole a las tribus la posibilidad de reagrupar sus fuerzas y realizar sus maniobras. En este contexto una explicación causal del tipo “faltan ideas”, se vuelve ruido inútil que no conecta discursos, y se transforma en un “no tenemos ideas comunes”
Dr. Arturo Cárdenas F. (continuara)
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1 comentario:
Esté genial el tema que está tratando Arturo. Ilustra e ilumina la razón para realizar un acertado diagnostico de la realidad politica. Yo creo que hay tribus "Manos Limpias" y también tribus "Manos Negras" al interior de la Concertación pero las tribus más preocupante son las tribus "Alma Perdida" y "Perdieron el Rumbo" , esa es la que han capturado a los partidos y a la Concertación.
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