
MOVIMIENTO
CRISTIANOS Y PROGRESISTAS
MANIFIESTO
¿En qué nos basamos?...
Nuestro Movimiento tiene como piedra angular de su pensamiento los dos mandatos que nos señaló Jesús, el primero Amar al Señor Dios con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma y con toda nuestra mente, y el segundo Amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, ambos son las raíces de las que se nutren nuestras ideas y acciones….
¿Cual es
El ser humano y el pueblo reunido
1. Creemos y sostenemos ante el mundo, que el ser humano desde el momento mismo de su concepción y hasta su MUERTE natural, y en cualquier condición en que se encuentre, es la causa, fundamento y fin de toda la sociedad.
2. El ser humano como fundamento social es entonces el soberano y fuente última del poder político que solo puede ejercer en conjunto con otros, por cuanto tiene por vocación natural, el vivir reunido junto a los demás en amor mutuo y como un único pueblo reunido o NACIÓN.
3. Los seres humanos como manifestación de su misión de constituirse en un único pueblo, crean a la familia como núcleo social natural y libremente Fundado en el matrimonio entre un hombre y una mujer, con miras a manifestar su amor mutuo, en la procreación y en la crianza de sus hijos, que se constituyen en parte constitutiva de la familia.
4. En la familia como ambiente social primario se enriquece el amor mutuo que estimula la lucha por la realización personal y prepara ese amor con miras a constituir con los demás seres humanos un pueblo reunido o nación.

5. Este pueblo reunido encarna toda la soberanía (soberanía popular), y ejerciéndola es capaz de darse un orden político, económico, jurídico, espiritual o cultural, para favorecer la protección e incremento del amor mutuo, al mismo tiempo que asegurar el ejercicio simultáneo y armónico de la libertad y la justicia, los dos elementos que permiten a cada ser humano realizar su vida como una obra única.
6. Los seres humanos miembros del pueblo reunido, iguales en su dignidad de soberanos, son diferentes en capacidad física, cualidades intelectuales y morales, y de esas diferencias ejercidas en libertad y justicia y con vista al bien común, emana la diversidad de la verdadera riqueza nacional.
7. El bien común como fruto del amor mutuo de la nación, madura en el ejercicio cotidiano de los derechos y deberes de cada ser humano que se refuerzan y complementan, por cuanto es deber principal de cada uno proteger el derecho del otro, equilibrando de esta forma el bienestar individual y colectivo.
8. El primer y más básico de los derechos del ser humano es el de vivir, requisito indispensable para tener la oportunidad de crecer y desarrollarse en dignidad construyendo su propia realización y aportando al bien común.
9. El ejercicio del derecho a la vida permite el crecimiento del amor mutuo que sostiene al colectivo social, y es en el contexto de este amor mutuo que se ejerce el derecho de opinión, expresión, y de legitima defensa, en tanto derecho y deber para el que es responsable de la vida de otro.
10. El ser humano tiene derecho al trabajo como deber y medio para la plena realización de su misión individual, transformadora de la naturaleza y fuente de riqueza nacional y aporte al bien común.
11. Si bien quien más sirve y enriquece a la colectividad tiene derecho a hacerse más rico, este derecho lo debe ejercer cumpliendo su deber hacia los derechos de los demás, especialmente de los menos capaces o de aquellos, que como muchas madres y esposas, se ven forzados a trabajar fuera de su hogar obligados por la pobreza.
12. A lo largo de la historia el ser humano ejerce su derecho al trabajo asociándose con otros seres humanos para generar riqueza, creando la empresa como una comunidad natural, sostenida por el amor mutuo que siempre busca el bienestar de todos, en consecuencia la empresa
tiene responsabilidades sociales hacia sus miembros, sus clientes, sus proveedores y todo el ambiente natural y humano que la acoge.
13. La realización personal de cada ser humano es condición ineludible de la realización de todo el pueblo reunido, y esta última la entendemos como el verdadero desarrollo; la falta de realización en lo humano, cultural o espiritual, económico y político, constituye una forma de subdesarrollo que refleja la imposibilidad de realización de seres humanos individuales, y por tanto de la perdida de riqueza nacional y deterioro del bien común.
14. El daño al bien común es una manifestación de la falta de amor mutuo, y por tanto del mal social que se expresa en lo social, económico, político, cultural o espiritual, y que favorece la desunión del pueblo reunido y debilita la soberanía popular.
La soberanía popular, el Estado y las instituciones
15. El pueblo reunido ejerciendo su carácter de soberano nacional y en el proceso de darse un orden político, económico, jurídico, cultural o espiritual, va creando las organizaciones e instituciones sociales, siendo el Estado la principal institución política.
16. El pueblo reunido, en cuanto detentador de la soberanía popular, no puede ser reemplazado por ninguna de las instituciones políticas que el mismo ha creado, de aquí emana el principio de subsidiaridad, que impide que organizaciones de un nivel superior interfieran en la acción de organizaciones de un nivel inferior, siempre que estas busquen el bien común.
17. El pueblo reunido transfiere temporalmente parte de la soberanía popular al Estado que ha creado, para que este administre el orden social - en justicia y libertad - y favorezca el bien común asegurando el acceso a la información y los servicios para que el ser humano pueda realizar su misión.
18. El Estado para hacer su tarea y como producto del proceso histórico, se ha vuelto crecientemente complejo, desarrollando nuevas instituciones que interactúan con los seres humanos individuales.
19.
En respuesta a esta complejidad el pueblo reunido, ejerciendo la soberanía popular, desarrolla partidos políticos y otras organizaciones, y los coloca frente al Estado y sus instituciones para que actúen como sus portavoces o representantes permitiéndole una participación activa en el gobierno de la sociedad.
20. El pueblo reunido le asigna a los partidos políticos la función de orientar la vida colectiva y modelar el futuro con miras al bien común, en este sentido la actividad política se constituye en una forma eminente de solidaridad, entendida como la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común y por tanto de contribuir al amor mutuo, excluyendo toda forma de violencia.
21. El cumplimiento de esta función implica que los partidos y organizaciones que realizan actividad política deben contar con ideas y principios sólidos que aseguren la coherencia de sus prácticas y por ello deben ser encabezados por dirigentes que posean y cultiven virtudes cívicas como el diálogo y el respeto, de tal modo que de la interacción de ambos elementos surja un orden político, fundado en la impersonalidad de la autoridad, y en la honestidad gubernativa
22. La soberanía popular es transferida a las instituciones del Estado, en primer lugar para asegurar el bienestar, crecimiento y desarrollo integral de la familia, siendo uno de sus elementos centrales la libertad de educación de los hijos.
23. La falla en esta tarea es la principal causa de la recuperación del poder por parte de la nación, y del consecuente cambio, más o menos profundo, de las instituciones estatales, siendo las organizaciones sociales y políticas y especialmente los partidos los principales instrumentos para ello.
24. El bienestar y crecimiento del amor mutuo requiere de las instituciones del Estado una preocupación integral tanto en lo político, económico, cultural o espiritual y humano.
25. En lo político esto implica el desarrollo de un régimen democrático que tenga como características la veracidad, transparencia, imparcialidad y justicia en el uso de los recursos públicos, poniendo en el centro la participación ciudadana - en su doble vertiente de derecho y deber- para tomar parte en la cosa pública, con pleno respeto a la libertad de asociación siempre en vista al bien común.
26.
En lo económico esto implica el desarrollo de una economía libre y solidaria, con las regulaciones necesarias que aseguren que ella sea realmente libre, y los mecanismos que favorezcan la solidaridad.
27. Ya que el orden social requiere justicia y libertad, y se funda en el amor mutuo, esto implica, entre otras cosas, que los pobres tienen prioridad de servicio, de ahí emana el deber político de facilitar la generación de oportunidades de trabajo, favorecer el crecimiento económico y asegurar la existencia simultanea y competitiva de formas de propiedad privada, mixta y estatal
28. En lo cultural o espiritual implica el derecho a la libertad religiosa o de conciencia, de tal modo que a ningún ser humano se le obligue a actuar contra su conciencia, ni se le impida que actúe conforme a ella en privado y en público, solo o con otros, siempre con vista al bien común.
29. En lo humano implica que todo ser humano ejerciendo su inteligencia y libre albedrío debe poder ejercer sus derechos y deberes en vista al bien común, mediante su plena realización, por lo que requiere contar con una real igualdad de oportunidades, una adecuada seguridad social, una educación libre y una salud de calidad.
30. Los partidos y organizaciones políticas ejerciendo su acción orientadora sobre las instituciones del Estado deben procurar que estos requerimientos sean cumplidos para asegurar el ejercicio responsable y empoderado de la soberanía popular.
¿Cómo vemos a Chile?...
Soberanía popular, Chile y globalización
31. Vivimos en un mundo hiperconectado, sin duda que esto tiene un efecto positivo en la circulación de información, de bienes, de capital y de personas; el libre comercio puede facilitar que muchos países pobres puedan salir de su pobreza, los medios de comunicación pueden actuar como un freno al abuso de los Estados y grupos de poder, los movimientos sociales pueden optimizar sus actividades y ampliar su ámbito de acción a niveles planetarios.
32. Las conexiones sin embargo también pueden constituirse en una amenaza al distraernos en múltiples estímulos y estimular el desarrollo de relaciones breves y funcionales, rompiendo las referencias sociales, fragmentando nuestra vida cotidiana en miles de pedazos y alejándonos a unos de otros, todo ello finalmente termina por dañar el amor mutuo y nos desune como pueblo reunido o nación, atomizándonos en pequeñas unidades sociales.

33. Chile se ha llenado de pequeñas tribus que luchan unas contra otras, algunas más estables por sus relaciones cercanas y mantenidas, y otras meramente contingentes, producto de conveniencias temporales o de peligros comunes.
34. Esta situación de atomización ha hecho que las preguntas sobre ¿quién es el opresor? y ¿quién el oprimido? se hayan multiplicado hasta el infinito, y que ya no se pueda apelar al Estado o a una clase social para responderlas.
35. la cultura fragmentada y laicista ha tratado de romper las normas permanentes, de tal modo que cualquier juicio ético obliga a los seres humanos a considerar las circunstancias personales y sociales, minuto a minuto, dando la falsa sensación que lo relativo es la regla, y que la trascendencia es un imposible.
36. Los conceptos de heroísmo, bien común, desarrollo, participación, seguridad y solidaridad se han vaciado de contenido y se han transformados en clichés para los discursos intrascendentes que llenan nuestros medios, parece como si en el corazón de nuestra patria se estuviera dando una batalla por su identidad, una batalla entre el Consumidor del siglo XXI y el Roto del siglo XIX.
37. Chilenos y Chilenas observamos el mundo por una ventana y lo hacemos en tiempo real, el problema radica en que nadie nos ve a nosotros, somos invisibles para las instituciones, invisibles para las organizaciones, invisibles para el Estado y lo peor invisibles para otros chilenos y chilenas, somos números, códigos, mail o huellas digitales, el amor mutuo se ha dañado y solo nos queda una mala copia superficial e intrascendente, donde antes hubo un pueblo reunido hoy solo reina la desconfianza y el contrato, la ganancia y el desinterés.
38. La soberanía popular está dañada por esta falta de amor mutuo, cuyo origen es el mal social que se ha instalado en nuestra patria y que se expresa en lo cultural o espiritual, en lo humano, económico y político, y que está alterando radicalmente nuestra tradición de sobriedad, seriedad y hospitalidad, y dañando la convivencia pacífica y el dialogo, dos instrumentos que nos permitirían resolver los problemas que nos afectan.
39.
Una expresión de ese mal social es la crisis de los partidos y organizaciones políticas, la desconfianza frente a las instituciones, el despotismo ilustrado de los tecnócratas, la baja sindicalización y asociación, la sensación de indefensión, y el deterioro del respeto a la vida, la familia, del bienestar social, del desarrollo, de la estabilidad y de la seguridad.
¿A que aspiramos?…..
Cristianos y Progresistas: nuestros propósitos
40. Cristianos y Progresistas pretende actuar como un punto de encuentro político de todos los que, habiendo o no participado en política, quieren fortalecer la soberanía popular, que reconocen en el discurso y la cultura cristiana una fuente amplia, ciudadana y legítima de inspiración, y que aspiran al progreso social y económico.
41. Cristianos y Progresistas se propone contribuir a lograr la liberación definitiva del mal social de Chile construyendo hechos políticos liberadores que fortalezcan el amor mutuo y que nos devuelva la conciencia de ser un único pueblo.
42. Cristianos y Progresistas se propone reencontrar a Chile con su identidad como nación o pueblo reunido, comenzando por contribuir al crecimiento del amor mutuo desde su fuente original que es la familia.
43. Cristianos y Progresistas se propone fortalecer la conciencia sobre los derechos y deberes que los chilenos y chilenas tenemos unos respecto de los otros, contribuyendo a crear una nueva forma de vida más humana, segura y solidaria
44. Cristianos y Progresistas se propone avanzar en el desarrollo integral de los chilenos y chilenas, tanto de los que teniendo las capacidades carecen de los instrumentos y oportunidades para hacerlo, como de aquellos más débiles e incapaces, hasta lograr que se realicen plenamente.
45. Cristianos y Progresistas se propone fortalecer a las empresas como comunidades socialmente responsables de sus miembros y del ambiente humano y natural que la sostiene.
46.
Cristianos y Progresistas se propone fortalecer la descentralización como ejercicio activo de la subsidiaridad política, económica y cultural, favoreciendo que las comunidades encuentren sus propias respuestas de desarrollo en vista al bienestar de todo Chile.
47. Cristianos y Progresistas se propone reestructurar el Estado y sus instituciones para que mediante la aplicación integral del principio de subsidiaridad no ahoguen la organización civil y el desarrollo integral del pueblo de Chile.


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