miércoles, 9 de mayo de 2007

CARTA DE LAICOS CHILENOS AL PAPA Y A LOS OBISPOS DE AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE


Los invito a conocer esta declaración y hacerla nuestra.
José Luis Contreras



Por su importancia para el mundo cristiano latinoamericano,se reproduce integralmente la carta enviada por laicos chileno al Papa y a los Obispos Latinoamericanos y del Caribe, que se reunen en los próximos días en su V Conferencia, en la ciudad de Aparecida, Brasil.



El profetismo no se pone contra nadie. Su acción se dirige a desvelar el pecado personal y social que amenaza y esclaviza a las personas”1. Estos claros conceptos han estado presentes antes y después de la fundación del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam) que ha convocado a su V Conferencia General en Brasil.

Hoy, los obispos del Continente van al Santuario de Aparecida para escrutar los signos de los tiempos y, a discernir las angustias y las alegrías del pueblo latinoamericano en momentos históricos bien definidos y cruzados por una línea maestra que es el modelo económico neoliberal que azota y castiga a los más pobres y los condena a una especie de muerte lenta. Por cierto que en estos tiempos es difícil ser genuino discípulo de Jesús, más aún si consideramos con seriedad que ser discípulo es cambiar de vida!

Desde Chile, convertido en un laboratorio de este sistema económico neoliberal, junto a otras voces que ya se han hecho escuchar, queremos entregar nuestra opinión y esbozar algunas ideas fuerza que deberían estar en las Conclusiones de esta V Conferencia, reflexiones que nacen desde nuestra convicción cristiana fiel al Concilio y, por sobre todo, al Evangelio de Jesús que nos inspira, ilumina e interpela nuestras conciencias.

En nuestro país conocemos bien los estragos sociales y éticos que causa el sistema neoliberal. La falta de democracia plena, la pobreza, la exclusión política social, el desempleo crónico, la corrupción, el consumismo desenfrenado, la precariedad en la salud, la educación, las privatizaciones irracionales y el consumo de drogas entre los jóvenes de zonas periféricas, son sólo muestras de este flagelo que recorre a toda Latinoamérica en mayor o menor grado. Es decir, la negación inmisericorde de la vida buena para todos. Estos componentes trágicos de la ideología neoliberal que están a la vista de quien quiera ver en Chile y otras latitudes, nos interpelan a derribar el gran muro de la desigualdad y a consolidar con valentía la esperanza de los pobres.

Ante esta realidad social injusta y perversa, esperamos no sólo una palabra “ilustrada teológicamente”2 de nuestros obispos reunidos en el Santuario de Aparecida, sino también una praxis profética y, un acompañamiento de pastores discípulos de Jesús, audaces ante el dolor y la miseria. En consecuencia, pedimos tener presente estas reflexiones en las conclusiones finales:

1) Que la “opción por los pobres” sea una actitud permanente de nuestra Iglesia y la sitúe en una perspectiva no sólo teórica, sino que de acción concreta con palabras y signos claros. Sin temores ni cálculos que sólo alejan una auténtica acción evangélica. Es necesaria una condena al modelo económico neoliberal que oprime, aplasta y crucifica a millones de hombres, mujeres y niños con una vida injusta y miserable. Este pecado no se puede callar ni puede ser tratado con posiciones genéricas o vocablos fáciles. Hemos de ser auténticos discípulos a pesar de los costos que ello nos signifique como Iglesia.

Este abandono de los pobres de cada país y de todo el mundo abarca a los 2/3 de los seres humanos del planeta y es un colosal crimen de genocidio de los poderosos de este mundo. Son sus víctimas unos 4.000 millones de hermanos nuestros e hijos de Dios que no tienen el mínimo indispensable para una vida humana y buena. No pueden practicar la virtud (santo Tomás de Aquino- Aristóteles) ni por tanto desarrollar su vocación básica de ser hombres y mujeres plenos en el siglo XXI, habiendo en la humanidad suficientes bienes, y recursos humanos y técnicos para ello. Afrontar este drama universal es una inmensa responsabilidad para nosotros. Como decían los Padres de la Iglesia, citados por el Concilio Vaticano II: “Da de comer al que muere de hambre, porque si no le diste de comer, lo mataste ”(Gaudium et Spes, N° 69).
Ahora bien, este abandono sistemático es fruto de un inmenso pecado social estructural: el sistema capitalista y neoliberal que domina el mundo global y casi todos los países. Es la violencia o injusticia institucionalizada, condenada en las Conferencias Generales de Medellín (3) y Puebla (4). Es el imperialismo internacional del dinero que los Papas contemporáneos han condenado, en Encíclicas, por promover una inmensa concentración del dinero a nivel mundial en trusts monopólicos o empresas gigantescas multinacionales, especialmente las de quienes manejan o son dueños del dinero, sangre de la economía, o sea los Bancos.

( Pío XI en la Quadragesimo Anno) (5); Pablo VI en la Populorum Progressio)(6).Y que los Obispos Latinoamericanos condenaron a su vez en Medellín (7). Ellas configuran un sistema que deja a los proletarios empobrecidos y marginalizados en una situación que no difiere mucho de la de los esclavos (León XIII-Rerum Novarum) (8) y que es nefasto (Populorum Progressio)(9), ya que no respeta en absoluto la hipoteca social de todos los bienes de la tierra (Juan Pablo II.- Sollicitudo rei socialis) (10). Es un sistema perverso en sí y no sólo en sus abusos.

La evolución de este sistema en los últimos 15 años, ha sido para peor. Ha agravado notablemente las ya grandes desigualdades al interior de los países entre ricos y pobres como asimismo entre las naciones ricas y pobres. Por ello requerimos, clamamos y urgimos una lucha clara y directa, no violenta, en contra del sistema capitalista y de las políticas neoliberales por parte de la Iglesia Católica, en la V Conferencia del Celam en Aparecida. Ella debe darse en el plano doctrinal ( Declaraciones Episcopales e incluso Encíclicas Papales) y en el plano de la acción. O sea de la Acción Católica, de la pastoral concreta de la denuncia de dicho sistema.

Así como la hace por ejemplo la Iglesia del Brasil, con las siguientes acciones: 1) Acción de la Comisión Pastoral y del Movimiento de los Sin Tierra por la reforma agraria. 2) Carta de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB) que planteó: a) La elevación del salario mínimo, b) La rebaja de los intereses usurarios de los Bancos, c) El reestudio de la deuda externa y de la privatización de grandes empresas estatales como la del Río Vale Doce (11); 3) Promoción de Plebiscito popular contra el ALCA uniéndose con 11 millones de brasileños; y 4) La lucha ecológico-económica-política del Obispo de Barra (Bahía) con su huelga de hambre apoyada por los PP Franciscanos contra el proyecto de desviación de aguas del Río San Francisco, en beneficio disimulado de una multinacional exportadora de frutas tropicales, la Fyffes PineApple Limited, en Octubre de 2006. Así, dicha Iglesia hermana latinoamericana, que tiene el mayor número de católicos del mundo, incluso se planteó en contra de políticas económicas y proyectos del propio reelegido Presidente de la República de Brasil , Luis Ignacio da Silva, con quien guardaba históricas buenas relaciones. “Más amo la verdad que a Platón” decía Aristóteles de su amigo y antiguo maestro Platón.

A dicha lucha el Papa Benedicto XVI y los Obispos del Celam deben invitar a unirse ecuménicamente a las demás iglesias evangélicas, religiones y hombres justos de todo el mundo, aunque deban enfrentar al imperio económica y militarmente más poderoso del mundo. Los auténticos seguidores de Jesús y de la verdad, dondequiera se encuentren, no deben ni pueden “servir a Dios y al dinero”. Deben optar. Y optar por los pobres, a través de cuyos rostros nos interpela Jesús, que es el rostro de Dios.

En cuanto a nosotros, como miembros de la Iglesia Católica de Chile, debemos aclarar que nuestra responsabilidad frente a este sistema inhumano es triple. En primer lugar como chilenos por haber permitido instalar y mantener e incluso promover este nefasto sistema en nuestro país, bajo la genocida dictadura de Pinochet, a sangre y fuego, e incluso bajo la llamada Concertación por la Democracia. En segundo lugar, por haber permitido sin mayor protesta y denuncia su introducción en el mundo, lo que contribuyó a que los gobiernos posteriores de M.Thatcher (1979)(Reino Unido) y R.Reagan,(1981)(Estados Unidos) y sus sucesores, lo divulgaran como un “éxito” o “milagro económico”y lo impusieran en todo el mundo a través del FMI a los demás países en las décadas del 80 y 90 En tercer lugar, particularmente como católicos, ya que fue la Pontificia Universidad Católica de Chile, que 10 años antes del golpe militar en Chile, impulsó decisivamente el estudio del nuevo sistema neoliberal en su Escuela de Economía que formó y apoyó a los famosos “Chicago Boys”, que desde el Gobierno de Pinochet lo impusieron e incluso lo divulgaron a nivel latinoamericano (Hernán Buchi y José Piñera).

Por otra parte, no podemos dejar de manifestar nuestra estupefacción al ver que el Documento Síntesis del Celam que se ha tomado como base para debatir los problemas del mundo y de la Iglesia en Aparecida, en 364 acápites sólo menciona 3 veces, y no como algo central, la Doctrina Social de la Iglesia (una vez justamente al hablar de las Universidades católicas); (Ns. 287, 289 y 345). Y sólo una vez el tema Enseñanza Social de la Iglesia (N° 194). Y que en el índice Final Analítico de 268 materias, temas o palabras importantes del documento Síntesis del Celam no aparecen mencionados ni siquiera una vez los temas ”Doctrina o Enseñanza Social de la Iglesia.”. Ello en circunstancias que el tema “Identidad”(a secas) aparece 33 veces en la Síntesis y en dicho índice. Quisiéramos creer en un simple olvido. Pero no puede haberlo en un tema tan fundamental. La Enseñanza Social de la Iglesia es un tema básico del Evangelio de Jesucristo: “No podéis servir a Dios y al Dinero. (Mateo 6,24; Lucas 16,13). Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja a que un rico se salve”.(Lucas 18,29). Un discípulo y misionero de Jesucristo y toda la V Conferencia de Aparecida no puede olvidarlo “olímpicamente”.

Y en nuestro caso, debemos señalar con profundo dolor que pueden haber influído en ello opiniones bastante recientes del propio Cardenal Arzobispo de Santiago y Presidente del Celam, Francisco Javier Errázuriz Ossa en el sentido de alabar entre las “cualidades” de Pinochet el haber implantado en Chile el sistema neoliberal, explícitamente en Alemania (2004) e implícitamente en Chile, con ocasión de la muerte de Pinochet (11 Diciembre 2006).

De este inmenso pecado de omisión de denuncia del sistema capitalista neoliberal en estos últimos 15 años, planteamos que la Iglesia Católica, el Papa y el Celam (los Obispos latinoamericanos como conjunto) deben pedir perdón a los latinoamericanos y al mundo entero. La IV Conferencia de Santo Domingo del Celam no condenó el sistema neoliberal como lo pretendía un número importante de obispos latinoamericanos (un 40% al menos), por la influencia y presión de la Curia Romana que impusieron textos que impidieron una denuncia clara y cabal del sistema. (Ns. 195, 196, 199 párrafo 3 y 203 párrafo 3). Esta denuncia era fuerte y global como consta de los textos 195, párrafo 2, 199, párrafos 1 y 2, y sobretodo la línea pastoral del N° 202, párrafo 2: “Denunciar la economía de mercado que afecta fundamentalmente a los pobres. No podemos estar ausentes en una hora en la que no hay quien vele por sus intereses.”

Esta situación de los pobres se ha agravado aún más que en Santo Domingo (hace 14 años) que en el N° 199 señalaba ya que “el empobrecimiento y la agudización de la brecha entre ricos y pobres, golpean de modo grave a las grandes mayorías de nuestros pueblos.”

Por ello, nosotros, laicos católicos chilenos, hoy frente a Aparecida planteamos que debemos amar más a la verdad histórica (Jesús en los pobres) que a la Curia Romana e incluso al Papa, que son sólo una superestructura de la Iglesia. Y por ello denunciar la economía de mercado que afecta fundamentalmente a los pobres. No hacerlo ahora que se levantan importantes voces críticas del sistema no sólo en Cuba, sino que también en Venezuela, Ecuador, Bolivia, Nicaragua, Uruguay, Argentina y Brasil, como asimismo en Paraguay y en Chile, es mucho menos perdonable.

2) Debemos recordar que en Santo Domingo, en 1992, la Iglesia Latinoamericana, apoyada por el Papa, decidió como línea pastoral en su N° 209; “Fomentar y acompañar los esfuerzos en pro de la integración latinoamericana como “patria grande”, desde una perspectiva de solidaridad que exige, por lo demás un nuevo orden internacional.”. No aparece consecuente con este compromiso el ataque franco al “populismo” latinoamericano cuyos líderes actuales, Chávez, Morales, Correa, Ortega, Kirchner, da Silva”Lula”, Tabaré Vásquez, Fernando Lugo, Fidel Castro, etc. buscan explícitamente, junto con otros, la creación de la “Patria Grande de América Latina” planteada por Bolívar. La Iglesia Católica se comprometió a fomentar y apoyar, “la Patria Grande de América Latina.” No a socavarle el piso cuando sendos jefes de Estado están trabajando empeñosamente, con el respaldo de sus pueblos, para construirla efectivamente, en la historia. Ellos no merecen ser indirectamente tratados como “caudillos que vengan a resolver todo mágicamente y que hacen “depender infantil y masivamente” al pueblo “en lugar de intervenir con creatividad y constancia.” Documento Síntesis (N° 280). Y menos por parte de un clero que no admite elección, ni revocación de su poder y que infantiliza a los laicos masivamente al negarles todo poder importante en la Iglesia, como el concurrir a esta misma Conferencia de Aparecida, con real derecho a voz y voto.

Como se desprende de la Convocatoria de Aparecida: Si queremos hoy de verdad ser discípulos y misioneros de Jesucristo, debemos seguir a Jesucristo;Camino histórico, que con su ejemplo y con su Espíritu nos hacen descubrir nuestra “Verdad” y situación históricas para que todos nuestros pueblos, actuando históricamente, tengan Vida, ahora.

3) Desenmascarar y hacer conciencia sobre las consecuencias de las diversas expresiones del imperio del terror que expande y sustenta el gobierno del presidente Bush desde la Casa Blanca y el Pentágono. Allí está la causa de tanta violencia que hoy azota al mundo y, en nuestra América Latina y el Caribe se devela como una forma de opresión que va contra los postulados mismos del Evangelio. La paz es un mandato para todo cristiano, pero ella no se logra en base a guerras preventivas como las de Afganistán e Iraq, torturas como las de los campos de concentración de Guantánamo, Abu Gharib y los de la CIA en Europa del Este, fuera de la negación directa de derechos humanos básicos por la simple sospecha de terrorismo, de la Patriotic Act de Estados Unidos. Dicha ley fue propuesta por Bush y aprobada por el Congreso de USA, bajo presión urdida por la mentira de la propaganda oficial anti-Irak. (Conexión íntima de Irak con Al Qaeda, Armas de destrucción masiva o bacteriológicas, intento de compra de uranio en Níger, etc. Ver discurso de Al Gore(12). Ese es un claro signo de una cultura de la muerte que no queremos bajo ninguna circunstancia ni resquicio diplomático.

Protestamos como cristianos que si bien el Papa Juan Pablo II planteó un sólido “No a la guerra” el 13 de enero de 2003, ante los 174 embajadores acreditados ante el Vaticano para evitar la guerra de Irak, su postura fue minada por la declaración posterior de la Secretaría de Estado, (Angelo Sodano), de 18 de febrero de 2003 en el sentido de que “La Santa Sede no es pacifista a toda costa, pues admite la legítima defensa por parte de los Estados. Se debe mas bien decir que la Santa Sede es siempre pacificadora, pues trabaja intensamente para prevenir el nacimiento de los conflictos…La guerra no resolverá los problemas de Oriente Medio y sería “la peor solución” La Curia Romana dio a entender con ello que era posible en el caso de Irak, atender razones de Estados Unidos de legítima defensa para una guerra, a pesar de que las propias Naciones Unidas no la habían autorizado, y además que era posible que la guerra podía ser una “solución” (aunque la peor).

Constituye un verdadero genocidio que después de 4 años de iniciada la guerra y la ocupación de Irak por las tropas de Estados Unidos y sus aliados, en una acción contra el Derecho Internacional, hayan muerto a causa de dicha guerra y ocupación más de 720.000 civiles iraquíes, hombres, mujeres y niños- o sea 240 veces los 2.973 muertos en los ataques a las Torres Gemelas el 11.09.2001, según serios organismos privados norteamericanos, como Unknown News (a Febrero de 2007) e Iraq Body Count (a Marzo de 2007). Nos violenta que la Iglesia Católica, al más alto nivel, Papa y Obispos de casi todo el mundo, no hayan tenido una clara postura de condenación a esta ocupación criminal, como asimismo de exigencia del retiro de las tropas invasoras.

Así como en su época, aun cuando con un retraso mortal que colaboró a provocar la Segunda Guerra Mundial con sus horrores, la Iglesia Católica condenó en sendas encíclicas los errores del fascismo de Mussolini(1931)(13) y del Nazismo de Hitler,(1937) (14) así ahora debería condenar la doctrina antihumana y terrorista de la guerra preventiva de Bush, aunque le signifique tener que enfrentar al Imperio más poderoso de la historia. Quizás se logre con eso evitar otra guerra, ahora con Irán.

Nos urgen las palabras de San Agustín “Si eres negligente en corregir al pecador, te haces peor que el que pecó”, recogida por Santo Tomás en su Suma Teológica, al hablar de la corrección fraterna. (S.T. II.IIae., q.33, art.2, in c.) Hasta el momento el Vaticano está alineado claramente con Bush, al menos por omisión. Luego el Papa y la Curia, si no lo corrigen, se hacen peores que Bush, el promotor de la guerra preventiva, o sea del terrorismo de Estado.

4) En un tiempo en que todos hablan de la ética y se refuerzan por la Iglesia Católica conceptos morales en nuestras sociedades, la coherencia y la autenticidad evangélicas exigen, para la credibilidad de la Iglesia y el bien común, que se transparenten integralmente las finanzas de la Santa Sede y de los Obispados más ricos como los de Estados Unidos y Alemania. Actualmente los balances del Vaticano no contemplan las operaciones del Instituto delle Opere Religiosi (IOP), del Vaticano quien mueve miles de millones de dólares y que fue internacionalmente cuestionado por sus vinculaciones con el lavado de dinero y la mafia italiana por jueces de Italia, con motivo del Caso del Banco Ambrosiano (1980-86). Con esta acción se podría calibrar hasta que punto la Iglesia Católica está “casada con el sistema neoliberal” (Bancos y Multinacionales).

Ya en Medellín, en 1968, los obispos demostraban esta preocupación al señalar: “Nos llegan las quejas de que la jerarquía, el clero y los religiosos, son ricos y aliados de los ricos…”(15) (Documento XIV “Pobreza de la Iglesia”, I Realidad latinoamericana, 2…) Hoy debemos ser más claros y directos. Si la Iglesia es Comunión y Participación no puede la Santa Sede tener presupuestos reales secretos sólo conocidos por el Papa y unos pocos funcionarios vaticanos. La más humilde de las democracias respeta este principio. Cuanto más debiera hacerlo la Iglesia Católica. Más amamos a Jesucristo que es la Verdad que a la superestructura de la Iglesia, que también en este punto está en pecado grave.

Todos hemos de ser discípulos para la misión. Sin duda que para estos tiempos no es una tarea fácil, pero nos anima la Esperanza - a pesar del “forcejeo” de los dominadores de este mundo (Eph 6,12) - de que nuestros pastores reunidos en el Santuario de Aparecida sentirán la fuerza del Espíritu para que no sólo teológicamente entreguen una palabra libre, ética y profética, sino también, ir encarnando en las comunidades y en la sociedad civil una conciencia de que el actual status quo no es justo ni evangélico y que se debe avanzar junto a los pobres, excluidos y toda persona de buena voluntad hacia una sociedad más justa y buena para todos. De lo contrario, “vana será nuestra caridad y vano será nuestro mismo amor a Dios”(16).

Concluyendo, pedimos que la V Conferencia de Aparecida apruebe una línea pastoral que señale que: “La Iglesia da apoyo a los movimientos de liberación de los pobres y estimula a los católicos a que participen en grupos, asociaciones y movimientos que trabajan por una verdadera transformación social en una sociedad de justicia y verdadera paz “.


N O T A S

(1) Hacia una Iglesia latinoamericana más Profética, Mons. Nicolás Castellanos, revista “Reflexión y Liberación” Nº 70 (Agosto 2006, p. 9) Santiago de Chile.
(2) Quinta Conferencia a la Vista, Mons. Jorge Hourton, revista “Reflexión y Liberación” Nº 68 (Febrero 2006, p. 5) Santiago de Chile.
(3 ) Conferencia Medellín, Paz N°16.
(4 )Conferencia Puebla, Ns. 46, 509, 562, 1259.
(5) Carta Encíclica Quadragessimo Anno, de 15 de mayo de 1931, N° 109.
(6) Carta Encíclica Populorum Progressio, de 26 de marzo de 1967, N° 26.
(7) Conferencia Medellín, Paz 9,e).
(8) Carta Encíclica Rerum Novarum, de 15 de mayo de 1981, N°1 (final).
(9) Carta Encíclica Populorum Progressio, de 26 de marzo de 1967, N° 26.
(10) Carta Encíclica Sollicitudo rei sociales, de 30 de diciembre de 1987, N° 42.
(11) CNBB, 4ª Semana Social Brasileira, 18 de noviembre de 2006.
(12)Discurso de Al Gore, de 7 / 8 / 2003 en Universidad del Estado de Nueva York.
(13)Carta Encíclica: “Non abbiamo bisogno”, de 29 de junio de 1931.
(14)Carta Encíclica: Mit breeneder sorge”, de 14 de marzo de 1937.
(15)Conferencia Medellín, Documento XIV “Pobreza de la Iglesia”, I. Realidad Latinoamericana, 2).
(16) Preparando la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano, José Aldunate SJ, “Reflexión y Liberación” Nº 68 (Febrero 2006, p. 11) Santiago de Chile.

FIRMANTES

Movimiento También Somos Iglesia-Chile
Revista “Reflexión y Liberación”
Centro Cultural Acción Sur
Periódico electrónico Crónica Digital
Comité Oscar Romero – Chile
Urracas-Emaús - Chile
Servicio Internacional Cristiano de Solidaridad con América Latina Oscar Romero (SICSAL)
Partido Izquierda Cristiana de Chile.


Santiago de Chile, 29 de Abril de 2007
Crónica Digital

martes, 8 de mayo de 2007

Soberanía y Familia



Hemos planteado que el ser humano es el soberano (N° 2) y que siguiendo su vocación se reúne con otros y constituye una nación que encarna toda la soberanía popular (N° 5) y usándola se da un orden político, económico, jurídico y espiritual, que ejerce en libertad y justicia. También hemos planteado que es la familia el ambiente primario en que el ser humano se prepara para formar una nación (N°4) de ahí que el principal papel del Estado sea asegurar el bienestar y desarrollo integral de la Familia (N° 22) y que su falla es causa de recuperación del poder (N° 23).

Me pregunto ¿el Estado está haciendo su pega?, y me respondo que no, ya que no asegura crecimiento económico, con despotismo técnico introduce un plan como el Transantiago que afecta la vida cotidiana de las familias, introduce incertidumbre social con sus peleas de tribus, deteriora la imagen país, centra su política de planificación familiar en la anticoncepción en vez del apoyo a las madres en problemas, le da tribuna a los agoreros de la muerte, a esos que impulsan el aborto y la eutanasia, debilita la autoridad paterna al repartir píldoras del día después a menores como si fueran caramelos, ¡y eso lo llama progreso!, se hace el desentendido del fracaso de la educación y pretende atribuir el problema al lucro, como si no fueran las escuelas municipales las que tuvieran los peores resultados.

Como cristiano y progresista me rebelo contra este Estado que pierde millones de dólares en mantener con vida un plan de transporte que nació muerto, y lo hace por soberbia, por esa incapacidad de reconocer que se equivoco, y con esa lealtad mal entendida que termina por dejar los errores sin responsables, colocando sobre Chile un manto de impunidad que recuerda el de los tiempos más oscuros de la dictadura.

No es necesario recurrir a imágenes catastróficas para darnos cuenta que el impacto de estas políticas públicas mal diseñadas y peor implementadas están afectando el bienestar de las familias chilenas, poniendo en peligro el futuro de nuestros hijos, mutilando su posibilidad de tener mejores oportunidades, ¡es que acaso no recuerda que los pobres tiene la prioridad del servicio! (N°27), me rebelo contra este Estado ineficaz, que ha sido capturado por las tribus de los poderosos de la política y la economía, que ha sido incapaz de crear un proyecto nacional, una misión compartida por toda la nación.

Un país es desarrollado no por tener buenas carreteras sino por tener una nación comprometida con un destino superior, con un rol en el mundo, me pregunto ¿cual es el rol de Chile?, y me respondo con silencio, ¿cuales son los valores que impulsamos?, ¿cual es nuestra misión como nación?, y sigo en silencio….

La batalla por Chile se está dando día a día, en el corazón de nuestros hogares, en nuestros trabajos, en nuestras costumbres, en el robo constante a la propiedad intelectual que denominamos “pirateo” y que se ejerce en las calles a vista y paciencia de la autoridad, en esa falta de respeto por las tradiciones que algunos ostentan con orgullo, en la farándula que difunde modelos de vida que no se ciñen a ningún comportamiento decente, ¿cuando se volvió mas importante lo que tienes y no lo que eres?

El censo nos revela que el 90% de la población cree en Dios, pero parece que el 10% restante es el que toma las decisiones, actúan con la impunidad del arrogante henchido por su vanidad, apelo a la mayoría absoluta del país para poner termino a este estado de cosas.

Dr. Arturo Cárdenas F.

miércoles, 4 de abril de 2007

Declaración de Principios Cristianos y Progresistas


MOVIMIENTO

CRISTIANOS Y PROGRESISTAS

MANIFIESTO

¿En qué nos basamos?...

Nuestro Movimiento tiene como piedra angular de su pensamiento los dos mandatos que nos señaló Jesús, el primero Amar al Señor Dios con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma y con toda nuestra mente, y el segundo Amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, ambos son las raíces de las que se nutren nuestras ideas y acciones….

¿Cual es la Doctrina y Principios que sostenemos? …

El ser humano y el pueblo reunido

1. Creemos y sostenemos ante el mundo, que el ser humano desde el momento mismo de su concepción y hasta su MUERTE natural, y en cualquier condición en que se encuentre, es la causa, fundamento y fin de toda la sociedad.

2. El ser humano como fundamento social es entonces el soberano y fuente última del poder político que solo puede ejercer en conjunto con otros, por cuanto tiene por vocación natural, el vivir reunido junto a los demás en amor mutuo y como un único pueblo reunido o NACIÓN.

3. Los seres humanos como manifestación de su misión de constituirse en un único pueblo, crean a la familia como núcleo social natural y libremente Fundado en el matrimonio entre un hombre y una mujer, con miras a manifestar su amor mutuo, en la procreación y en la crianza de sus hijos, que se constituyen en parte constitutiva de la familia.

4. En la familia como ambiente social primario se enriquece el amor mutuo que estimula la lucha por la realización personal y prepara ese amor con miras a constituir con los demás seres humanos un pueblo reunido o nación.

5. Este pueblo reunido encarna toda la soberanía (soberanía popular), y ejerciéndola es capaz de darse un orden político, económico, jurídico, espiritual o cultural, para favorecer la protección e incremento del amor mutuo, al mismo tiempo que asegurar el ejercicio simultáneo y armónico de la libertad y la justicia, los dos elementos que permiten a cada ser humano realizar su vida como una obra única.

6. Los seres humanos miembros del pueblo reunido, iguales en su dignidad de soberanos, son diferentes en capacidad física, cualidades intelectuales y morales, y de esas diferencias ejercidas en libertad y justicia y con vista al bien común, emana la diversidad de la verdadera riqueza nacional.

7. El bien común como fruto del amor mutuo de la nación, madura en el ejercicio cotidiano de los derechos y deberes de cada ser humano que se refuerzan y complementan, por cuanto es deber principal de cada uno proteger el derecho del otro, equilibrando de esta forma el bienestar individual y colectivo.

8. El primer y más básico de los derechos del ser humano es el de vivir, requisito indispensable para tener la oportunidad de crecer y desarrollarse en dignidad construyendo su propia realización y aportando al bien común.

9. El ejercicio del derecho a la vida permite el crecimiento del amor mutuo que sostiene al colectivo social, y es en el contexto de este amor mutuo que se ejerce el derecho de opinión, expresión, y de legitima defensa, en tanto derecho y deber para el que es responsable de la vida de otro.

10. El ser humano tiene derecho al trabajo como deber y medio para la plena realización de su misión individual, transformadora de la naturaleza y fuente de riqueza nacional y aporte al bien común.

11. Si bien quien más sirve y enriquece a la colectividad tiene derecho a hacerse más rico, este derecho lo debe ejercer cumpliendo su deber hacia los derechos de los demás, especialmente de los menos capaces o de aquellos, que como muchas madres y esposas, se ven forzados a trabajar fuera de su hogar obligados por la pobreza.

12. A lo largo de la historia el ser humano ejerce su derecho al trabajo asociándose con otros seres humanos para generar riqueza, creando la empresa como una comunidad natural, sostenida por el amor mutuo que siempre busca el bienestar de todos, en consecuencia la empresa tiene responsabilidades sociales hacia sus miembros, sus clientes, sus proveedores y todo el ambiente natural y humano que la acoge.

13. La realización personal de cada ser humano es condición ineludible de la realización de todo el pueblo reunido, y esta última la entendemos como el verdadero desarrollo; la falta de realización en lo humano, cultural o espiritual, económico y político, constituye una forma de subdesarrollo que refleja la imposibilidad de realización de seres humanos individuales, y por tanto de la perdida de riqueza nacional y deterioro del bien común.

14. El daño al bien común es una manifestación de la falta de amor mutuo, y por tanto del mal social que se expresa en lo social, económico, político, cultural o espiritual, y que favorece la desunión del pueblo reunido y debilita la soberanía popular.

La soberanía popular, el Estado y las instituciones

15. El pueblo reunido ejerciendo su carácter de soberano nacional y en el proceso de darse un orden político, económico, jurídico, cultural o espiritual, va creando las organizaciones e instituciones sociales, siendo el Estado la principal institución política.

16. El pueblo reunido, en cuanto detentador de la soberanía popular, no puede ser reemplazado por ninguna de las instituciones políticas que el mismo ha creado, de aquí emana el principio de subsidiaridad, que impide que organizaciones de un nivel superior interfieran en la acción de organizaciones de un nivel inferior, siempre que estas busquen el bien común.

17. El pueblo reunido transfiere temporalmente parte de la soberanía popular al Estado que ha creado, para que este administre el orden social - en justicia y libertad - y favorezca el bien común asegurando el acceso a la información y los servicios para que el ser humano pueda realizar su misión.

18. El Estado para hacer su tarea y como producto del proceso histórico, se ha vuelto crecientemente complejo, desarrollando nuevas instituciones que interactúan con los seres humanos individuales.

19. En respuesta a esta complejidad el pueblo reunido, ejerciendo la soberanía popular, desarrolla partidos políticos y otras organizaciones, y los coloca frente al Estado y sus instituciones para que actúen como sus portavoces o representantes permitiéndole una participación activa en el gobierno de la sociedad.

20. El pueblo reunido le asigna a los partidos políticos la función de orientar la vida colectiva y modelar el futuro con miras al bien común, en este sentido la actividad política se constituye en una forma eminente de solidaridad, entendida como la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común y por tanto de contribuir al amor mutuo, excluyendo toda forma de violencia.

21. El cumplimiento de esta función implica que los partidos y organizaciones que realizan actividad política deben contar con ideas y principios sólidos que aseguren la coherencia de sus prácticas y por ello deben ser encabezados por dirigentes que posean y cultiven virtudes cívicas como el diálogo y el respeto, de tal modo que de la interacción de ambos elementos surja un orden político, fundado en la impersonalidad de la autoridad, y en la honestidad gubernativa

22. La soberanía popular es transferida a las instituciones del Estado, en primer lugar para asegurar el bienestar, crecimiento y desarrollo integral de la familia, siendo uno de sus elementos centrales la libertad de educación de los hijos.

23. La falla en esta tarea es la principal causa de la recuperación del poder por parte de la nación, y del consecuente cambio, más o menos profundo, de las instituciones estatales, siendo las organizaciones sociales y políticas y especialmente los partidos los principales instrumentos para ello.

24. El bienestar y crecimiento del amor mutuo requiere de las instituciones del Estado una preocupación integral tanto en lo político, económico, cultural o espiritual y humano.

25. En lo político esto implica el desarrollo de un régimen democrático que tenga como características la veracidad, transparencia, imparcialidad y justicia en el uso de los recursos públicos, poniendo en el centro la participación ciudadana - en su doble vertiente de derecho y deber- para tomar parte en la cosa pública, con pleno respeto a la libertad de asociación siempre en vista al bien común.

26. En lo económico esto implica el desarrollo de una economía libre y solidaria, con las regulaciones necesarias que aseguren que ella sea realmente libre, y los mecanismos que favorezcan la solidaridad.

27. Ya que el orden social requiere justicia y libertad, y se funda en el amor mutuo, esto implica, entre otras cosas, que los pobres tienen prioridad de servicio, de ahí emana el deber político de facilitar la generación de oportunidades de trabajo, favorecer el crecimiento económico y asegurar la existencia simultanea y competitiva de formas de propiedad privada, mixta y estatal

28. En lo cultural o espiritual implica el derecho a la libertad religiosa o de conciencia, de tal modo que a ningún ser humano se le obligue a actuar contra su conciencia, ni se le impida que actúe conforme a ella en privado y en público, solo o con otros, siempre con vista al bien común.

29. En lo humano implica que todo ser humano ejerciendo su inteligencia y libre albedrío debe poder ejercer sus derechos y deberes en vista al bien común, mediante su plena realización, por lo que requiere contar con una real igualdad de oportunidades, una adecuada seguridad social, una educación libre y una salud de calidad.

30. Los partidos y organizaciones políticas ejerciendo su acción orientadora sobre las instituciones del Estado deben procurar que estos requerimientos sean cumplidos para asegurar el ejercicio responsable y empoderado de la soberanía popular.

¿Cómo vemos a Chile?...

Soberanía popular, Chile y globalización

31. Vivimos en un mundo hiperconectado, sin duda que esto tiene un efecto positivo en la circulación de información, de bienes, de capital y de personas; el libre comercio puede facilitar que muchos países pobres puedan salir de su pobreza, los medios de comunicación pueden actuar como un freno al abuso de los Estados y grupos de poder, los movimientos sociales pueden optimizar sus actividades y ampliar su ámbito de acción a niveles planetarios.

32. Las conexiones sin embargo también pueden constituirse en una amenaza al distraernos en múltiples estímulos y estimular el desarrollo de relaciones breves y funcionales, rompiendo las referencias sociales, fragmentando nuestra vida cotidiana en miles de pedazos y alejándonos a unos de otros, todo ello finalmente termina por dañar el amor mutuo y nos desune como pueblo reunido o nación, atomizándonos en pequeñas unidades sociales.

33. Chile se ha llenado de pequeñas tribus que luchan unas contra otras, algunas más estables por sus relaciones cercanas y mantenidas, y otras meramente contingentes, producto de conveniencias temporales o de peligros comunes.

34. Esta situación de atomización ha hecho que las preguntas sobre ¿quién es el opresor? y ¿quién el oprimido? se hayan multiplicado hasta el infinito, y que ya no se pueda apelar al Estado o a una clase social para responderlas.

35. la cultura fragmentada y laicista ha tratado de romper las normas permanentes, de tal modo que cualquier juicio ético obliga a los seres humanos a considerar las circunstancias personales y sociales, minuto a minuto, dando la falsa sensación que lo relativo es la regla, y que la trascendencia es un imposible.

36. Los conceptos de heroísmo, bien común, desarrollo, participación, seguridad y solidaridad se han vaciado de contenido y se han transformados en clichés para los discursos intrascendentes que llenan nuestros medios, parece como si en el corazón de nuestra patria se estuviera dando una batalla por su identidad, una batalla entre el Consumidor del siglo XXI y el Roto del siglo XIX.

37. Chilenos y Chilenas observamos el mundo por una ventana y lo hacemos en tiempo real, el problema radica en que nadie nos ve a nosotros, somos invisibles para las instituciones, invisibles para las organizaciones, invisibles para el Estado y lo peor invisibles para otros chilenos y chilenas, somos números, códigos, mail o huellas digitales, el amor mutuo se ha dañado y solo nos queda una mala copia superficial e intrascendente, donde antes hubo un pueblo reunido hoy solo reina la desconfianza y el contrato, la ganancia y el desinterés.

38. La soberanía popular está dañada por esta falta de amor mutuo, cuyo origen es el mal social que se ha instalado en nuestra patria y que se expresa en lo cultural o espiritual, en lo humano, económico y político, y que está alterando radicalmente nuestra tradición de sobriedad, seriedad y hospitalidad, y dañando la convivencia pacífica y el dialogo, dos instrumentos que nos permitirían resolver los problemas que nos afectan.

39. Una expresión de ese mal social es la crisis de los partidos y organizaciones políticas, la desconfianza frente a las instituciones, el despotismo ilustrado de los tecnócratas, la baja sindicalización y asociación, la sensación de indefensión, y el deterioro del respeto a la vida, la familia, del bienestar social, del desarrollo, de la estabilidad y de la seguridad.

¿A que aspiramos?…..

Cristianos y Progresistas: nuestros propósitos

40. Cristianos y Progresistas pretende actuar como un punto de encuentro político de todos los que, habiendo o no participado en política, quieren fortalecer la soberanía popular, que reconocen en el discurso y la cultura cristiana una fuente amplia, ciudadana y legítima de inspiración, y que aspiran al progreso social y económico.

41. Cristianos y Progresistas se propone contribuir a lograr la liberación definitiva del mal social de Chile construyendo hechos políticos liberadores que fortalezcan el amor mutuo y que nos devuelva la conciencia de ser un único pueblo.

42. Cristianos y Progresistas se propone reencontrar a Chile con su identidad como nación o pueblo reunido, comenzando por contribuir al crecimiento del amor mutuo desde su fuente original que es la familia.

43. Cristianos y Progresistas se propone fortalecer la conciencia sobre los derechos y deberes que los chilenos y chilenas tenemos unos respecto de los otros, contribuyendo a crear una nueva forma de vida más humana, segura y solidaria

44. Cristianos y Progresistas se propone avanzar en el desarrollo integral de los chilenos y chilenas, tanto de los que teniendo las capacidades carecen de los instrumentos y oportunidades para hacerlo, como de aquellos más débiles e incapaces, hasta lograr que se realicen plenamente.

45. Cristianos y Progresistas se propone fortalecer a las empresas como comunidades socialmente responsables de sus miembros y del ambiente humano y natural que la sostiene.

46. Cristianos y Progresistas se propone fortalecer la descentralización como ejercicio activo de la subsidiaridad política, económica y cultural, favoreciendo que las comunidades encuentren sus propias respuestas de desarrollo en vista al bienestar de todo Chile.

47. Cristianos y Progresistas se propone reestructurar el Estado y sus instituciones para que mediante la aplicación integral del principio de subsidiaridad no ahoguen la organización civil y el desarrollo integral del pueblo de Chile.

lunes, 5 de marzo de 2007

Haití: ¿tenemos responsabilidad?





Según los datos de la OMS un haitiano tiene al nacer la esperanza de vivir hasta los 53 años (en Chile tendría hasta los 75 años), de 1000 niños haitianos que nacen cada año, 122 morirán antes de su primer cumpleaños (en Chile solo 9), para luchar contra esto el Estado gasta U$ 32 por habitante en salud (en Chile el Estado puede gastar hasta U$ 345 por habitante), y si los haitianos decidieran repartir todo lo que producen entre los algo más de sus 8 millones de habitantes, cada uno recibiría unos U$ 1.100 (en Chile recibiríamos U$ 12.505).

Hace tres años decidimos enviar tropas a ese país para ayudar a mantener la paz, cada seis meses el Senado debe autorizar su permanencia, hasta el momento nada indica que eso vaya a cambiar, pero ¿hasta cuando?

Mantener tropas Chilenas en el extranjero puede ser muy globalizado, y subirnos el pelo en el mundo de las relaciones internacionales, de acuerdo pero ¿es eso todo?

La política entendida como el arte de gobernar es un instrumento que las sociedades se dan para consolidarse y prosperar, otra es la economía, otra la ciencia, todos instrumentos del y para el ser humano, y como toda herramienta puede ser usada con fines nobles o no tan nobles, para eso existe la moral, que es la que pone los límites a lo que los seres humanos podemos hacer con tales instrumentos, es decir no todo lo que se puede hacer se debe hacer, sino solo aquello que es moralmente legitimo.

En el caso de Haití la política chilena se ha caracterizado por “ocupar” militarmente ciertas zonas del país, pero ¿hemos llevado progreso?, bueno alguien podría decir que establecer el orden es una forma de progreso, de hecho se pudieron realizar elecciones libres, y claro tendrían razón, pero un paso requiere otro adicional si se pretende avanzar, si bien hay orden, no hay nada más.

Entonces me asalta la pregunta que encabeza este artículo ¿tenemos responsabilidad?, no digamos el mundo, ni las organizaciones internacionales (que pululan en Haití desde hace muchos años), no, la pregunta se refiere a nosotros los chilenos, hablo de ti y de mi, ¿será tiempo de pasar de la ayuda militar a la ayuda civil?

No estoy hablando por supuesto de hacer una Teletón para Haití, básicamente porque las instituciones son tan débiles que una gran parte de los recursos sencillamente se desvanecerían antes de llegar a quien corresponde, estoy hablando de usar “la política” para ayudar a la sociedad haitiana a prosperar , por supuesto que no estoy hablando de nuestros políticos, los que tenderían a usar a Haití para perfilar sus carreras - de hecho tenemos un Secretario General de la OEA que no ha hecho nada al respecto - sino de nosotros y desde aquí.

Hacer buena política es un arte sin duda, requiere intuición, creatividad, energía, perseverancia, es más fácil regalar unas monedas (que en todo caso no es malo), pero eso no es suficiente para el que le gusta la política.

El tema pasa por lograr que la sociedad chilena ponga sus energías políticas en acción para revolucionar una sociedad como la haitiana, que está al otro lado del sub-continente, que no habla nuestro idioma y que solo conoce una cultura de miseria y opresión.

A fin de cuentas si hay que tratar a otros como quisiéramos que los demás nos trataran a nosotros, supongo que yo estaría agradecido si alguien me tendiera la mano para salir de un hoyo en el que nací y que no se como abandonar, porque es lo único que conozco.

Dr. Arturo Cárdenas

miércoles, 28 de febrero de 2007

miércoles, 10 de enero de 2007

Cristianos y Progresistas: un camino



Presentación de Cristianos y Progresistas en Lanzamiento de Chile Priemro



Quiero agradecer esta invitación, para conversar acerca de la visión política que estamos desarrollando en Cristianos y Progresistas y que tiene como una de sus fuentes principales la Doctrina Social de la Iglesia.



Se nos presenta como una experiencia innovadora en política pero cabe la pregunta ¿qué tan innovador puede ser un colectivo político que se funda en ideas, que tienen más de 2000 años de antigüedad?, es más ¿que pueden aportar a la política chilena un puñado de supersticiosos, acompañados de unos pocos despistados, que no siendo supersticiosos, tienen en común el que todavía creen en las utopías?, después de todo, es materia sabida que el ser humano va perdiendo el sentido de trascendencia y solo le basta con gozar de su vida privada, de su "metro cuadrado", de su libertad que "termina donde empieza la libertad del otro" .



Vivimos en un mundo hiperconectado, y al mismo tiempo vivimos vidas fragmentadas, nuestras relaciones son breves y funcionales, las referencias sociales se han hecho pedazos, hoy los C2 y los C3 no luchan junto a los D y los E contra los ABC1, más bien la sociedad se ha llenado de tribus que luchan unas contra otras, haciendo que la pregunta sobre quién es el opresor y quién el oprimido se haya multiplicado hasta el infinito.



El heroísmo ha pasado a los libros de cuentos y de historia, el bien común es solo una idea sin contenido, el desarrollo es tener un ingreso de diez mil dólares per capita, la participación emitir un sufragio de vez en cuando, la seguridad escondernos en nuestras casas, la solidaridad un acto de farándula. Parece como si en el corazón de nuestra patria se estuviera dando una batalla por su identidad, una batalla entre el CONSUMIDOR del siglo XXI y el ROTO del siglo XIX, o si se prefiere entre Homero Simpson y Condorito.



Chilenos y Chilenas observamos el mundo por una ventana y lo hacemos en tiempo real, el problema es que nadie nos ve a nosotros, somos invisibles para las instituciones, invisibles para las organizaciones, invisibles para el Estado y lo peor invisibles para otros chilenos y chilenas, somos números, códigos, mail, huellas digitales, ¿habrá reaparecido el espectro del hombre masa?, ¿habrá vuelto el demonio del colectivismo?, ¿acaso no habíamos terminado con el Estado abusador e indolente?



Frente a este escenario nosotros como Cristianos y Progresistas afirmamos que el ser humano, en cualquier condición en que se encuentre, es desde su concepción y hasta su muerte, el fundamento, causa y fin de todas las instituciones sociales y de toda la vida económica y social, de este hecho se deriva la fuerza de la soberanía popular, que le permite darse cuerpos intermedios como los partidos políticos y otras organizaciones sociales y colocarlos frente al Estado y sus instituciones.



Este ser humano fundamento de la sociedad, demanda de esta un estricto respeto a sus Derechos Humanos, consagrados por el orden internacional, en sus tres vertientes:



Individual: que implica primero, el respeto a la vida humana en cualquier condición, luego la libertad de opinión y de expresión, y finalmente la seguridad individual que incluye la legitima defensa, en tanto derecho y deber para el que es responsable de la vida de otro.


Económica: que implica el desarrollo de una economía libre, con regulaciones que aseguren que ella sea realmente libre, ya que el orden social se funda en la justicia y la caridad, lo que implica, entre otras cosas, que los pobres tienen prioridad de servicio, de ahí emana el deber político de dar oportunidades de trabajo, favorecer el crecimiento económico y asegurar la existencia simultanea y competitiva de formas de propiedad privada, mixta y estatal


Social: que implica que el ser humano dotado de inteligencia y libre albedrío, tiene derechos y también deberes, su vida y el mismo no es un conjunto de sensaciones a experimentar sino una obra a realizar y la sociedad debe favorecer este empeño, mediante una real igualdad de oportunidades, una adecuada seguridad social, y una educación y salud de calidad


Los derechos y deberes del ser humano se corresponden y refuerzan produciendo armonía entre bien individual y bien común favoreciendo su natural inclinación al orden y la disciplina, y permitiendo la expresión de la solidaridad que es la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común, siendo una forma eminente de ella la actividad política.



Consideramos que la acción política como ejercicio de soberanía popular puede y debe ser realizada tanto por los partidos políticos como por otras organizaciones, siendo un ejemplo de ello la lucha cívica de los 80 en que junto a la alianza democrática y el acuerdo nacional se desarrollaron la asamblea de la civilidad y los comités por las elecciones libres.



Los partidos y organizaciones que realizan actividad política deben ser encabezados por dirigentes que posean y cultiven virtudes cívicas como el diálogo y el respeto, mientras que las organizaciones en si mismas deben contar con ideas firmes, de tal modo que de la interacción de ambos elementos surja un orden político, fundado en la impersonalidad de la autoridad, y en la honestidad gubernativa.



Dirigentes y organizaciones políticas deben cautelar el ambiente humano y natural, por cuanto el subdesarrollo puede serlo en lo económico, lo cultural, lo político y lo humano, conllevando a un debilitamiento progresivo de la soberanía popular.



Solo el ejercicio responsable y empoderado de la soberanía popular, orientada por autoridades legitimas permitirá que Chile logre la liberación definitiva del mal social, que se expresa hoy en lo cultural, social, económico y político, y que está alterando radicalmente nuestra tradicional sobriedad, seriedad y hospitalidad, y dañando la convivencia pacífica y el dialogo, dos instrumentos que nos permitirían resolver los graves problemas que nos afectan.



Volviendo a nuestra pregunta inicial : ¿Qué puede aportar un colectivo político de inspiración cristiana?, creemos que básicamente algo de luz que permita ver a la corrupción y la descomposición estructural de nuestros partidos políticos como síntomas de ese mal social que se sostiene y amplifica por la dinámica de tribus políticas que tratan de capturar a los partidos usando todos los medios a su alcance, un ejemplo crítico de esto es la actual situación del PPD; enfrentar esta dinámica requiere en el corto plazo fortalecer la soberanía popular mediante acciones sociales y cambios legales, que permitan por ejemplo la implementación de penas inhibitorias, el desarrollo de indicadores de calidad de los partidos políticos y la ampliación del mecanismo de la segunda vuelta presidencial a las elecciones de senadores, diputados y alcaldes aumentando de esta forma la oferta de candidatos en la primera vuelta, sin aumentar el número de partidos.



Cristianos y Progresistas pretende actuar como un punto de encuentro político de los que, habiendo o no participado en política, quieren fortalecer la soberanía popular, y que reconocen en el discurso cristiano una fuente legítima de inspiración para que chilenos y chilenas puedan construir hechos políticos liberadores que nos fortalezcan en la esperanza de un futuro más humano y solidario. ¡Muchas gracias!



Comité Cristianos y Progresistas--

domingo, 7 de enero de 2007

Presentación de Cristianos y Progresistas en Chile Primero



El Dr. Arturo Cárdenas fue el encargado de exponer la propuesta de Cristianos Y Progresistas en el Lanzamiento del Foro Ciudadano Chile Primero.

Arturo fue claro,preciso,realizando una gran presentación,vayan nuestra felicitaciones.

Les dejo un video con parte de su presentación


José Luis Contreras